Un estudio reciente revela que la somnolencia diurna excesiva en adultos mayores podría ser un indicador significativo del riesgo de desarrollar demencia. La investigación, publicada en la revista Neurology, muestra que el 35,5% de los participantes que experimentaron esta fatiga presentaron el síndrome de riesgo cognitivo motor (SCM), en contraste con solo el 6,7% de quienes no reportaron tales problemas de cansancio.
El síndrome de riesgo cognitivo motor y su relación con la demencia
El síndrome de riesgo cognitivo motor se caracteriza por una marcha lenta y quejas relacionadas con memoria en personas mayores que no sufren de demencia o condiciones de discapacidad motriz. Este síndrome, que fue descrito por primera vez en 2013, está asociado con más del doble del riesgo de desarrollar demencia.
Revisa aquí remedios naturales y para qué sirven
La Dra. Victoire Leroy, autora principal del estudio y profesora adjunta de medicina geriátrica en el Hospital Universitario de Tours, Francia, señaló: "Estudios anteriores demostraron un vínculo entre los trastornos del sueño y el riesgo de demencia". Sin embargo, muchos de esos estudios solo analizaron este vínculo en un solo momento, lo que dejó una falta de entendimiento sobre cómo determinados aspectos de un sueño de mala calidad se relacionan con síndromes de pre-demencia.
Desde esta perspectiva, los autores del estudio enfatizan la importancia de comprender cómo la disfunción del sueño puede predecir el riesgo de desarrollar el SCM y cómo la intervención temprana puede ofrecer la mejor oportunidad para prevenir la demencia.
Revisa aquí Medicamentos y para qué sirven aquí
Detalles del estudio y resultados clave
La investigación involucró a 445 adultos con una edad promedio de 76 años, seleccionados en el condado de Westchester, Nueva York, para el estudio de Control Central de Movilidad y Envejecimiento. A lo largo del estudio, los participantes fueron evaluados anualmente entre 2011 y 2018, mediante caminatas en cintas de correr y completos registros sobre sus experiencias con el sueño durante dos semanas previas a cada evaluación.
Se consideraron siete componentes del Índice de calidad del sueño de Pittsburgh, tales como la calidad subjetiva del sueño, el tiempo para conciliar el sueño y la duración del mismo. A pesar de que en general, aquellos que dormían "mal" tenían un riesgo ligeramente mayor de desarrollar el SCM, la única disfunción que mostró un riesgo 3,3 veces mayor fue la "disfunción diurna" relacionada con la somnolencia.
El Dr. Richard Isaacson, director de investigación del Instituto de Enfermedades Neurodegenerativas de Florida, destacó que los hallazgos del estudio podrían fomentar que médicos y pacientes hagan más preguntas sobre los patrones de sueño y que se preste más atención a la velocidad de la marcha para lograr un diagnóstico temprano.
Sin embargo, el estudio presenta limitaciones. La Dra. Tara Spires-Jones, profesora de neurodegeneración en la Universidad de Edimburgo, mencionó que: "Las mediciones del sueño fueron realizadas por los propios participantes, no por un científico, y estos informes podrían estar sesgados por personas con problemas de memoria". Además, la mayoría de los participantes eran de raza blanca, lo cual podría limitar la aplicabilidad de los resultados.
Si bien el tiempo de seguimiento en el estudio fue de aproximadamente tres años, el Dr. Isaacson advirtió que aún queda mucho por aprender sobre el SCM, considerando que hay una falta de "biomarcadores patológicos definitivos" asociados a esta condición.
Investigaciones previas han comprobado que el sueño desempeña un rol crucial en el proceso de "limpieza" de neurotoxinas acumuladas en el cerebro. Además, se ha demostrado que la privación del sueño puede incrementar la acumulación de proteínas relacionadas con la enfermedad de Alzheimer.
A pesar de que un componente como la disfunción diurna se asoció significativamente con el riesgo de SCM, los expertos disputan por qué este aspecto fue el único relevante, considerando que los otros componentes del sueño, como calidad y duración, podrían influir en la disfunción.
El Dr. Isaacson subrayó que algunos trastornos del sueño son predictores tempranos de ciertas enfermedades neurodegenerativas. Por ello, los pacientes con problemas para dormir deben consultar a sus médicos y considerar la posibilidad de realizar un estudio sobre su sueño, ya sea en casa o en un entorno clínico.
El abordaje de trastornos del sueño puede tener beneficios duraderos en la salud cerebral y contribuir a la prevención de la demencia.