A menudo, cuando escuchamos hablar de frutos secos, pensamos inmediatamente en nueces y almendras. Estos frutos han robado la atención de la mayoría de la gente por su sabor, propiedades y facilidad de acceso en supermercados y tiendas de comestibles. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar en las avellanas? Puede que hayan pasado desapercibidas en tu radar, pero es hora de cambiar eso. Vamos a descubrir por qué.
Avellanas: pequeños tesoros de la naturaleza
Resulta curioso cómo, siendo unos frutos tan pequeños, las avellanas albergan tanta riqueza nutricional en su interior. Con un impactante contenido de 11 gramos de fibra por cada 100 gramos, estas pequeñas maravillas te ofrecen casi la mitad de la ingesta diaria recomendada de fibra. ¡Eso es mucho poder en un paquete tan pequeño! Pero, espera, no nos detengamos ahí. Las avellanas son también una fuente magnífica de vitamina E, colocándose justo detrás de las almendras.
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Quizás hayas oído hablar del ácido oleico y sus beneficios para el corazón. Bueno, las avellanas están repletas de él. Estas grasas saludables no solo reducen el riesgo cardiovascular, sino que también promueven una buena salud ósea y muscular, gracias a su aporte en minerales como fósforo, calcio y magnesio.
El poder de los frutos secos en general
Los frutos secos, en general, tienen la capacidad de hacer maravillas en nuestro cuerpo. Desde reducir el colesterol LDL hasta disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y, sí, incluso ayudarnos a perder peso. Contrario a la creencia popular de que las grasas engordan, los frutos secos, consumidos con moderación, pueden ayudarnos a reducir nuestro peso y nuestra cintura.
Y mientras que la relación entre el consumo de frutos secos y el cáncer aún no es concluyente, existen estudios que sugieren que estos frutos podrían desempeñar un papel protector, en especial contra el cáncer del sistema digestivo.
Así que, la próxima vez que vayas a la tienda, ¿por qué no le das una oportunidad a las avellanas? Quizá descubras un nuevo sabor y, a la vez, una forma deliciosa de cuidar tu salud. Porque al final del día, cuidarnos puede ser tan simple como elegir inteligentemente lo que ponemos en nuestro plato.
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