Avanzar en conciencia, disminuir las barreras del entorno, impulsar formas de comunicación y trabajar para lograr la plena integración comunitaria y social son algunos de los ejes en los que se debe avanzar para favorecer una plena expresión de derechos de las personas que se encuentran dentro del Espectro Autista.
Según cifras entregadas por la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 160 niños tienen un Trastorno del Espectro Autista (TEA), condición del Neurodesarrollo que se que se caracteriza por la presencia de dificultades sociales y la presencia de conductas repetitivas y/o intereses profundos.
Es común que durante los primeros años de la infancia se comiencen a presentar los primeros indicadores y es fundamental avanzar en identificación temprana. "Estos síntomas suelen estar relacionados con evitar el contacto visual, no responder cuando los llaman por su nombre o no atender a las personas responsables del cuidado", explica Marcela Tenorio, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes y directora alterna de MICARE.
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No todas las personas con autismo son iguales, por eso hablamos de espectro. Hay una enorme varianza, cada persona sigue una trayectoria propia donde van cambiando los apoyos necesarios. "Las características ligadas al TEA son variadas y debe haber un trabajo interdiciplinario para llegar a comprender los apoyos necesarios en cada momento", agrega Marcela Tenorio.
La comunicación de las personas con TEA varía mucho. "Algunos niños y algunos adultos con Trastorno del Espectro Autista, pueden presentar problemas para expresarse, para mantener una conversación, se les puede hacer difícil emplear o extraer el significado de gestos o expresiones faciales de otras persona", comenta Verónica Vidal, académica del Departamento de Epidemiología y Estudios en Salud de la Universidad de los Andes.
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Según comenta Verónica Vidal, el trabajo que se realiza especialmente con los niños suele prestar especial atención al ambiente como un factor esencial de inclusión. "Actualmente trabajo, junto a otros especialistas, en una investigación que busca caracterizar mejor a esta población. Una de nuestras aristas esta ligada a los niños con diferencias comunicativas y la otra apunta al desarrollo de programas que permitan facilitar la interacción con sus pares", explica Verónica.
En este sentido, es importante los procesos de identificación estén alineados al estándar internacional y que los programas de acompañamiento sean respetuosos de la identidad individual y de los derechos y estén basados en evidencia científica.
Para algunas personas con autimo, el trabajo en intergración sensorial puede ser relevante. "A través de la integración sensorial, trabajamos la capacidad que tiene el cerebro de recibir la información de las sensaciones de nuestro cuerpo y entorno, generando una respuesta ante estos estímulos, participando en las diferentes actividades de la vida diaria y aportado una respuesta eficiente, creativa, autónoma y satisfactoria", explica Claudia Prieto, académica de la Escuela de Terapia Ocupacional UANDES.