Científicos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus de la Unión Europea señalaron que las temperaturas globales durante los primeros 11 días de junio alcanzaron el nivel más alto registrado en esta época del año por amplio margen, superando por primera vez el umbral de los 1,5 °C promedio diario.
Cabe recordar que ese es el nivel establecido como inferior en el Acuerdo de París de 2015, pensado para limitar algunas de las consecuencias más adversas del calentamiento global y reducir la emisión de gases efecto invernadero. Claramente, por lo que muestran las cifras, las medidas adoptadas por los países no han sido eficientes hasta ahora.
Estas alzas de las temperaturas, sumadas a los efectos del Fenómeno del Niño, hacen proyectar que, en Europa, las olas de calor van a ser cada vez más frecuentes durante el presente verano.
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En el caso de Chile, el director (s) del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible de la Universidad Autónoma, Dr. Carlos Esse, afirmó que las altas temperaturas podrían presentarse de forma similar en la próxima temporada estival.
"La situación que vive el continente europeo podría replicarse en Chile, por lo que debemos estar atentos al fenómeno actual, y prepararnos para hacer frente a las altas temperaturas que cada vez se harán más recurrentes. Es preocupante ya que los efectos pueden traducirse en escasez de alimentos, alza en los precios de algunos productos de la canasta básica, incremento de los incendios forestales y de las temperaturas del mar, lo que se sumaría al incremento sostenido del nivel de las aguas y al derretimiento de los hielos antárticos", explicó.
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Los impactos también podrían afectar al medio ambiente. Esse detalló que en Chile carecemos de una gran biodiversidad, a diferencia de otros países de la región que tienen mayor presencia de especies endémicas, tanto vegetales como animales, por lo cual existe una mayor vulnerabilidad frente a estos fenómenos climáticos extremos.
"Por ejemplo, un aumento en las temperaturas y el nivel del mar disminuyen la superficie habitable para los seres vivos, lo mismo ocurre con el alza de las temperaturas en la superficie terrestre, ambos hechos podrían generar una pérdida de biodiversidad y extinción de algunas especies", advierte.
Dada este complejo escenario, el investigador de la Universidad Autónoma llama a esta atentos a las recomendaciones de la comunidad científica internacional, a monitorear la situación de Europa y analizar cómo nos va a afectar el Fenómeno del Niño.
"Las señales de Europa nos permitirán prepararnos y adelantarnos a lo que puede venir en el verano", concluyó.
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