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¡Alerta! Niños desde los 7 años ya presentan insatisfacción corporal y riesgo de trastornos alimentarios

TCA Comunicaciones CLC

En la búsqueda constante de una imagen idealizada, la insatisfacción corporal se ha infiltrado en la infancia a una velocidad alarmante. Un especialista advierte que niños y niñas tan jóvenes como de 7 años ya sienten el deseo de cambiar partes de su cuerpo, desencadenando potencialmente trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Este fenómeno, lejos de ser un suceso aislado, se ha vuelto una tendencia preocupante que requiere una atención inmediata.

La inquietante realidad es que, según la investigación y la experiencia clínica, la insatisfacción corporal se está manifestando en edades cada vez más tempranas. Niños de apenas 7 años expresan el deseo de alterar su apariencia, un fenómeno que podría ser el gatillo para el desarrollo temprano de trastornos de la conducta alimentaria.

Este fenómeno toma un protagonismo inquietante en el Día Internacional de la Lucha Contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), conmemorado este 30 de noviembre. Estos trastornos se caracterizan por un miedo intenso a subir de peso o engordar, acompañado de una gran preocupación por el control de peso y comida. La variación en la conducta alimentaria, el consumo de alimentos y la relación malsana con la comida son rasgos distintivos que causan un deterioro significativo en la salud física y el funcionamiento psicosocial.



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Marcela Gallegos, una especialista en el campo, arroja luz sobre esta preocupante realidad. La cultura de la dieta, con su enfoque obsesivo en la delgadez y el temor al sobrepeso, se ha arraigado en la sociedad. Lo que en cierto punto puede ser una preocupación común se convierte en un trastorno de salud mental cuando afecta el funcionamiento en varias áreas de la vida. La delgadez y el miedo al aumento de peso ocupan un espacio desproporcionado en la mente, llevando a una sobre evaluación que puede derivar en trastornos psicológicos.

La especialista destaca que, aunque los TCA tienen múltiples factores desencadenantes, el núcleo central es la sobrevaloración de la imagen corporal. Los pensamientos obsesivos sobre la figura y el peso, junto con un miedo intenso a engordar, contribuyen al desarrollo de estos trastornos.



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La pandemia ha exacerbado esta problemática, con un aumento del 30% en los TCA, según el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos de Psiquiatría. Las señales de alerta previas al desarrollo de un TCA incluyen actitudes de aislamiento, como evitar comer en público o con la familia, y una constante preocupación por la comida, acompañada de sentimientos de culpa frecuentes.

La responsabilidad recae en los padres para modelar conductas alimentarias saludables. Comer en la mesa, tener una alimentación balanceada y evitar encasillar alimentos como buenos o malos son prácticas esenciales. Abrir espacios para hablar sobre el mundo emocional con los hijos y comprender sus preocupaciones puede ser clave para prevenir conductas alimentarias perjudiciales.

Los TCA se han convertido en la primera causa de mortalidad por enfermedad mental en la adolescencia y la tercera enfermedad crónica en este grupo etario. La detección temprana es crucial, ya que el diagnóstico precoz mejora el pronóstico y la evolución de estos trastornos. Es esencial acudir a centros con equipos multidisciplinarios de profesionales especializados en trastornos de la conducta alimentaria, donde el tratamiento debe ser específico y personalizado para cada paciente.

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