En el mundo de la agricultura, donde los frutos climatéricos, como el plátano, la manzana, la pera y el melón, continúan madurando después de ser cosechados, surge un desafío importante: el desperdicio alimentario. La capacidad de esperar a que estos frutos alcancen su madurez ideal al comprarlos verdes es una ventaja, pero también conlleva una vida útil reducida en los hogares, contribuyendo significativamente al desperdicio de alimentos.
En el marco del Día Mundial de la Alimentación, que en esta ocasión tiene como lema "Cambiar el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural", se ha presentado un avance científico de gran relevancia a nivel internacional. Este avance se centra en el uso de herramientas de edición genética para prolongar la vida útil de un melón japonés, y su potencial es sorprendente.
El avance tecnológico se publicó en "Frontiers in Genome Editing" y se basa en la tecnología de edición genética CRISPR/cas9, reconocida por su precisión y efectividad en el mejoramiento genético vegetal. La clave de este progreso es la inactivación de un gen específico (cmACO1) que está involucrado en la producción de etileno, una hormona que desencadena la maduración del fruto. Como resultado de esta investigación, el melón puede mantener su cáscara verde y su pulpa firme durante un asombroso período de hasta 14 días después de la cosecha.
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Este avance científico tiene el potencial de generar un impacto significativo a nivel mundial si se puede aplicar a otras frutas y verduras. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en 2019 se perdió el 14% de la producción total de alimentos antes de llegar a los puntos de venta, y un 17% adicional se desperdició en los puntos de venta al por menor y en los hogares de los consumidores. Este avance en la edición genética podría contribuir significativamente a la disminución de la pérdida y desperdicio global de alimentos.
Chile: avances y desafíos
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En el contexto de Chile, un país que enfrenta constantes desafíos climáticos, este avance científico es particularmente relevante. Garantizar que las cosechas lleguen al consumidor en condiciones óptimas es crucial en una nación donde los agricultores lidian con variaciones climáticas constantes. La edición genética no solo representa una oportunidad comercial sino también una herramienta potencial para reducir el desperdicio alimentario, lo que se alinea perfectamente con el espíritu del Día Mundial de la Alimentación.
Miguel Ángel Sánchez, PhD, director ejecutivo de ChileBio, enfatiza la relevancia de este avance en Chile, donde los frutos climatéricos y su maduración postcosecha plantean desafíos considerables en la lucha contra el desperdicio alimentario. Según Sánchez, este progreso basado en biotecnología y edición genética marca un hito en la reducción del desperdicio y también aborda los desafíos climáticos y agrícolas específicos del país.
El director ejecutivo de ChileBio señala la importancia de promover la adopción de estas tecnologías a través de colaboraciones público-privadas. Esto no solo contribuiría a mejorar la sostenibilidad de la cadena alimentaria, sino que también impulsaría el desarrollo rural y fortalecería la seguridad alimentaria. En resumen, este avance representa una oportunidad sin precedentes que podría revolucionar el panorama agrícola en Chile y en todo el mundo.
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