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Miopía en niños ha aumentado tras al encierro en pandemia

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A lo largo del último par de años, debido a la presencia permanente del COVID-19 en todo el mundo, se llevaron a cabo extensas cuarentenas que obligaron a la población a mantenerse en sus hogares por largos períodos de tiempo. Indirectamente, esto generó y seguirá generando diversas consecuencias en la salud de las personas que poco a poco se están haciendo más visibles.

Dentro de estos efectos se encuentra el crecimiento explosivo de los problemas visuales, especialmente la miopía, en niños y niñas. Se estima que, a nivel mundial, el aumento de casos de miopía en menores de 18 años está cercano al 40% desde el 2020 a la fecha, según un estudio publicado en la revista The Lancet.

Sobre esto se refirió la Dra. Galia Gutiérrez, oftalmóloga de Clínica Las Condes, quien detalló respecto a este fenómeno que “los niños están usando más lentes, no solo por las pantallas sino por el encierro. Han tenido poca actividad al aire libre, lo que ha hecho que aumenten los vicios de refracción, especialmente las miopías. Los niños que ya eran miopes, progresaron, y los que no, empezaron a usar lentes”.



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Con el mayor acceso a la tecnología y el uso cada vez más común que le dan los menores de edad a los dispositivos, se ha asociado permanentemente el uso de pantallas con problemas visuales como la miopía, algo que no es del todo cierto. “Las pantallas son irritativas, producen lagrimeo y ojo rojo ya que la frecuencia del pestañeo disminuye y el ojo se seca. Estos problemas se pueden manejar con la limitación de las horas de uso, con lubricantes oculares y no producen un daño permanente”, explicó la especialista de CLC.

De todos modos, la Dra. Gutiérrez remarcó que existe un margen de daño por uso de pantallas en los ojos de las personas, especialmente de niños, que pueden derivar en miopía, afirmando que “mucho trabajo de cerca con luz artificial de las pantallas o poca luz, acelera el crecimiento axial del ojo y eso hace que las personas se vuelvan más miopes”.



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La importancia de detectar a tiempo problemas de visión en niños

Según comentó la Dra. Galia Gutiérrez, la visión de las personas se desarrolla hasta los 10 años. Hasta ese momento, los problemas oftalmológicos que se puedan presentar se deben tratar para que se produzca el desarrollo visual normal. Si no se diagnostica a tiempo, no es posible mejorar la visión a futuro.

En ese sentido, la profesional comentó que “en ese período, lo que debemos pesquisar es que no haya ningún defecto que altere la visión. Los principales defectos son vicios de refracción, problemas de lentes. Un problema de lente no corregido puede derivar en que un niño de 10 años llegue donde un oftalmólogo y ya no podamos corregir su vista, debido a que no desarrolló todo su potencial visual, quedó limitado”.

De este modo, la recomendación de la experta fue dirigida a la importancia de llevar a los niños y niñas a su “control sano” de los 4 años. “A los niños se les chequea a los 4 años porque a esa edad cooperan con la visión y pueden ser revisados por cualquier oftalmólogo general. Este control se hace porque hay algunas patologías refractivas (de lentes), que no se pueden pesquisar, ya que el niño no va a acusar mala visión al no tener la experiencia de una visión normal ni tampoco saben si tienen un solo ojo comprometido”, detalló sobre esto la Dra. Gutiérrez.

Más allá de las condiciones propiciadas por la pandemia y la revisión de los 4 años, hay algunos antecedentes importantes que pueden demostrar que un niño estará más propenso a sufrir ciertos padecimientos a la vista.

Sobre ello, la especialista de CLC indicó que “niños con antecedentes familiares o predisposición a una patología visual, se revisan antes de los 4 años. Por ejemplo, quienes nacieron prematuros son más propensos a padecer miopías o estrabismos. A los niños con Síndrome de Down se les chequea tempranamente ya que pueden tener cataratas congénitas. Hijos con papás que tienen defectos visuales muy altos, patologías visuales congénitas como cataratas o glaucomas, también deben revisarse precozmente”.

En el caso de los niños sanos o sin predisposición evidente a desarrollar problemas visuales, no es necesario mantener chequeos periódicos después de los 4 años. “Después de esta edad el niño va a acusar alguna molestia o incomodidad visual, lo que facilita que los padres lo lleven al oftalmólogo. Por otro lado, si al niño se le descubre algún defecto pequeño o inicial, se sugiere chequearlo anualmente, ya que no siempre derivan en indicación de lentes y, eventualmente, podría progresar”, cerró la Dra. Gutiérrez.

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