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Los riesgos del uso y abuso de antigripales

Antigripales Etactics Inc

Pese a lo que la mucha gente piensa o a lo que proyecta la publicidad, los antigripales son medicamentos y como tales hay que tomarlos con precaución, ya que cuentan con contraindicaciones e interacciones, y no son aptos para todo tipo de personas.

Comúnmente tienen por principios activos el Paracetamol, como analgésico y antipirético, Pseudoefedrina por su efecto descongestionante y Clorfenamina por sus propiedades antihistamínicas en el control de la alergia asociada al resfrío. Existen otros antigripales que cambian el analgésico por Ibuprofeno o Aspirina. Además, otros contienen Cafeína por su efecto estimulante (mejora el ánimo)

Las cifras del ISP posicionan a estos fármacos entre los más consumidos y, en 2021, el paracetamol marcó el primer lugar con más de 6 millones de unidades vendidas y el ibuprofeno el tercer lugar con más de 4 millones.



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A saber, el Paracetamol es un muy buen analgésico y antipirético, es decir calma el dolor y baja la fiebre, síntomas típicos de un resfrío, pero en dosis elevadas puede producir daño directo al hígado, efecto conocido como hepatotóxico.

La pseudoefedrina posee un fuerte efecto vasoconstrictor e hipertensor, por lo tanto, debe ser usado con cautela en pacientes hipertensos. Además, puede producir taquicardia, insomnio o irritabilidad en niños.



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La Clorfenamina es un muy buen antialérgico, pero puede producir somnolencia y disminución de los reflejos, algo importante en personas que consumen antigripales y que conducen vehículos. Puede producir efectos adversos conocidos como anticolinérgicos (sequedad bucal, constipación, retención urinaria y taquicardia) y excitación paradojal en niños según la dosis utilizada.

En el caso que posean como principios activos Ácido Acetilsalicílico (la famosa Aspirina) o Ibuprofeno, como todos los AINE su principal efecto adverso son las gastropatías, es decir, pueden llegar a producir lesiones a nivel gástrico que van desde una gastritis a ulceras gástricas.

La dosis normalmente se aplica cada 8 horas y solo hasta que disminuyan los síntomas y no por más de 3-5 días. Existen variadas formas farmacéuticas (capsulas, comprimidos, jarabes, gotas) para ajustar la dosis tanto en lactantes, niños y adultos.

Dentro de las contraindicaciones que poseen están las mujeres embarazadas, pacientes hipertensos, diabéticos, pacientes con problemas hepáticos, anemia, afecciones cardíacas o pulmonares o con disfunción renal grave, pacientes en tratamientos con fármacos anticoagulantes o que presenten alguna alergia conocida a los principios activos.

Estos medicamentos se venden sin receta en las farmacias, por lo tanto, el nivel de automedicación es considerable. Sumado a esto, cuentan con una fuerte publicidad y muchas veces se venden asociados a promociones, como las limonadas calientes que comúnmente vemos en los mostradores.

Es de vital importancia que siempre al consumir estos medicamentos exista la asesoría de un Químico Farmacéutico o la indicación de un médico para evitar que lo consuman personas que puedan sufrir algún riesgo por desconocer las reacciones adversas antes comentadas.

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