En 2019, una investigación liderada por profesionales del departamento de psiquiatría y salud mental de la Universidad de Chile reveló una realidad alarmante: los niños chilenos tienen la peor salud mental del mundo. Con cifras que superan la media global en déficit atencional, hiperactividad, agresividad, ansiedad y depresión, la situación se agravó con la pandemia de COVID-19, según un estudio del Centro de Estudios del Mineduc en 2023.
La problemática fue nuevamente visibilizada en 2022 con el "Estudio de políticas públicas relacionadas con la salud mental de niños, niñas y adolescentes" liderado por la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz. La pandemia exacerbó las cifras, mostrando que los jóvenes enfrentaban niveles más altos de depresión y ansiedad que los adultos.
La incertidumbre, la violencia y la soledad son solo la superficie de problemas más profundos. La falta de habilidades sociales, autorregulación emocional y autoestima contribuye a la crisis. La educación socioemocional emerge como clave, según Francisca Astudillo de Corporación Educacional Eventuras, para abordar estas cuestiones de raíz y crear entornos saludables.
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Francisca Astudillo destaca que las cifras revelan problemáticas sociales y emocionales arraigadas, intensificadas por la pandemia. Hace hincapié en la necesidad de medidas que vayan más allá de lo físico y destaca el papel fundamental de la educación socioemocional para cambiar esta realidad.
La Importancia de la Educación Socioemocional: La educación socioemocional se presenta como un antídoto ante la crisis. Según Astudillo, el rendimiento académico está intrínsecamente ligado a las emociones y la salud mental. Programas como Second Step® buscan empoderar a los docentes con habilidades socioemocionales reconocidas internacionalmente para gestionar sus aulas desde un espacio de cariño y vínculo con los estudiantes.
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Cómo ayudan las habilidades socioemocionales a la salud mental infantil:
- Mayor autorregulación emocional y empatía: Permite a los niños gestionar conflictos emocionales.
- Mejora de relaciones interpersonales: Favorece un entorno social positivo, reduciendo el estrés y la ansiedad.
- Afrontar episodios de bullying: Promueve la empatía, contribuyendo a entornos escolares más seguros.
- Cultivo de autoestima positiva: Reconoce y aprecia las fortalezas y logros del niño.
- Actitud resiliente ante dificultades: Desarrolla la capacidad de superar adversidades y frustraciones.
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