Hoy en día, el mercado de los suplementos alimentarios en Chile ofrece una amplia gama de productos diseñados para complementar la dieta, mejorar la salud y abordar estados fisiológicos específicos. Sin embargo, a pesar de sus prometedoras ventajas, es crucial entender que estos suplementos deben consumirse de manera adecuada para evitar riesgos para la salud. En este artículo, exploraremos el mundo de los suplementos alimentarios en Chile, desde su definición hasta su uso seguro. Aprenderás por qué es esencial utilizar estos productos de manera adecuada, así como los riesgos asociados a su consumo. Con la orientación de expertos, descubrirás cómo corregir deficiencias nutricionales y mantener una salud óptima.
Los suplementos alimentarios son productos que contienen una variedad de compuestos, como vitaminas, minerales, aminoácidos, lípidos y fibra dietética, diseñados especialmente para suplementar la dieta con fines saludables. En Chile, la regulación establece que estos productos no deben ser promocionados para el diagnóstico, prevención o tratamiento de enfermedades. En lugar de eso, están destinados a complementar la dieta y contribuir a mantener o proteger estados fisiológicos característicos, como la adolescencia, la adultez o la vejez.
Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, enfatiza que, si bien los suplementos son seguros cuando se utilizan adecuadamente, también pueden conllevar riesgos si se consumen en exceso, sin supervisión o de manera inadecuada, especialmente en personas con patologías crónicas o enfermedades como el cáncer. Los suplementos no deben considerarse una solución para reemplazar un estilo de vida saludable ni para abordar problemas derivados de hábitos desequilibrados.
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Riesgos asociados al consumo de suplementos
A pesar de su seguridad, los suplementos alimentarios pueden representar riesgos de interacciones en pacientes que ya están tomando algún tipo de medicamento. "Ninguna sustancia es inocua", destaca Molina. Algunas sustancias presentes en los suplementos pueden alterar la absorción, el metabolismo o la excreción de ciertos medicamentos, lo que a su vez puede afectar el efecto terapéutico del fármaco. Por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) señala que ciertos suplementos como el ginkgo biloba, la aspirina y la vitamina E pueden diluir la sangre, aumentando el riesgo de hemorragias o accidentes vasculares.
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La hierba de San Juan, presente en algunos suplementos, puede disminuir la eficacia de medicamentos para el VIH/SIDA, afecciones cardíacas, depresión, inmunosupresores y anticonceptivos. Aunque en Chile no existen estadísticas claras, la Alianza Latinoamericana de Nutrición Responsable revela que el 48% de los chilenos ha consumido suplementos alimentarios en algún momento, y las principales razones incluyen mejorar el rendimiento físico y deportivo, mantener la salud y buscar mejoras en la estética.
La importancia de la orientación profesional
La orientación y el control profesional son esenciales al consumir suplementos alimentarios. A diferencia de los medicamentos, los suplementos no están destinados a tratar, prevenir, diagnosticar o curar enfermedades. A pesar de que no se requiere una receta médica para adquirirlos, siempre se recomienda el asesoramiento de un especialista en salud antes de utilizarlos.
"Los suplementos pueden resultar de gran ayuda en situaciones especiales o en personas con casos particulares. No obstante, debemos ser responsables con nuestra salud, adquiriendo estos productos en lugares establecidos y aprobados por la autoridad sanitaria", destaca Molina. Es fundamental comprender que los suplementos solo complementan una dieta equilibrada y no pueden reemplazarla por completo.
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