La salud de los niños y adolescentes está en el centro de la preocupación de padres y madres, y en los últimos tiempos, la diabetes infantil ha experimentado un preocupante aumento. En este extenso artículo, exploraremos qué está sucediendo, cuándo empezó a cambiar la situación, por qué la diabetes infantil se ha convertido en una creciente amenaza, y qué dicen los expertos sobre la prevención y reconocimiento de los síntomas tempranos.
La diabetes infantil ha experimentado un aumento significativo, según datos recientes. Aunque la prevalencia de la diabetes en el país se sitúa en un 10,2%, el aumento ha sido más notorio después de la pandemia, según el Atlas Mundial de la Diabetes de la Federación Internacional de la Diabetes. Chile, que fue en un momento el país con la menor prevalencia en Sudamérica y el Caribe, ahora lidera en la región.
El cambio en la prevalencia de la diabetes infantil se ha observado especialmente después de la pandemia. Un estudio del Hospital Johns Hopkins Children’s Center de Estados Unidos indica que los casos de diabetes en niños han aumentado en casi un 80%. Esto plantea interrogantes sobre cómo el confinamiento y los cambios en los estilos de vida han contribuido a esta situación alarmante.
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La diabetes infantil, particularmente la tipo 2, está estrechamente relacionada con factores de riesgo modificables como el sobrepeso, la inactividad física y las dietas ricas en calorías. La obesidad infantil en Chile supera el 26%, según el Mapa Nutricional de Junaeb de 2022, siendo uno de los principales impulsores de este aumento. La médica Magdalena Galarce destaca la necesidad de abordar estos factores preventivos para evitar complicaciones en el futuro.
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Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada, subraya la importancia de la prevención y detección temprana de la diabetes infantil. Los síntomas incluyen aumento de la sed y el hambre, fatiga, micción frecuente, visión borrosa, oscurecimiento de la piel en ciertas áreas y pérdida de peso. Galarce enfatiza que la detección temprana es clave para evitar complicaciones en órganos como el corazón o los riñones.
La diabetes tipo 1, relacionada con predisposición genética, no es prevenible, pero la tipo 2, que tiene un componente genético pero depende principalmente del estilo de vida, sí lo es. La alimentación y la actividad física son fundamentales para prevenir la diabetes infantil. El sobrepeso, la alimentación rica en alimentos procesados y azucarados, y el sedentarismo son factores de riesgo. La profesional también destaca otros factores, como el grupo étnico, el bajo peso al nacer, el nacimiento prematuro, la edad y el sexo, que pueden aumentar la propensión a desarrollar diabetes.
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